EL ULTIMO REMANSO

Finalmente la encontré, pensé que nunca mas volvería a verla, nunca mas volvería a estar ahí.

Desde hace muchos años cuando la descubrí fue mi refugio, fue ese lugar en donde descansaba del mundo, donde apaciblemente reposaba los restos del día.

No me hubiera permitido haberla perdido, no haberla encontrado. Sin embargo, ahora esta ahí, nunca mas la olvidaré. Sé que así será, por que la tendré en mi mente todo el tiempo.

Encontré mi isla perdida, encontré ese refugio divino, encontré esa zona de remanso. Encontré esa sombra fresca de reposo interminable.

En esta, mi isla, veo volar las gaviotas azules sobre mi cielo verde. Las palmeras son rojas y sus frutos son las pitayas. Ahí la brisa reconforta y el sol refresca.

En mi isla, la noche es alegre, pero puede ser tranquila. La lluvia no moja, pero si calma. Cada vez que ella cae, las casitas se pintan de colores diferentes y todo renace... se renueva.

En mi isla, el viento es de color naranja y con olor a mango. Este olor me agrada, me pone de buenas y a los demás también.

En mi isla, la gente llora lagrimas plateadas, pero nunca están tristes, ni lloran de dolor, sino de alegría.

En mi isla, la gente no es hipócrita, ni egoísta, ahí todos son verdaderos amigos, todos nos conocemos. Todos somos felices y nos ayudamos, no hay lugar para la mentira y la falsedad de este mundo.

En mi isla, no hay ruidos innecesarios, solo se escuchan el romper de las olas tibias del mar interminable, del mar tranquilo, del mar apacible.

En mi isla, no sufres, en ella no hay tristezas, en ella no hay penas, ni necesidades inicuas. En ella disfrutas la vida y verdaderamente descansas en la muerte.

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